Quizás si escribo menos porque lo necesito menos, como dijo mi querida Nel. Ojala ustedes la hayan pasado bien. Yo… yo le tomé la palabra a mi querida amiga, e intenté vivirlo y no sobrevivirlo. Quitando lo de la comida, estoy bien. Creo que como mucho, eso sí. Y cuando digo mucho, es normal. Es que ya me he acostumbrado a comer un poco menos (algunos piensan que mucho, y yo pienso que ellos no tienen idea de qué es comer “poco”) de lo que comen las personas promedio.
Como dije antes: Nunca, nunca volveré a comer normal. Y no lo digo con ese tono de suspenso o tristeza, lo digo normal. Como quien tiene la certeza que lo hace por su bien. Si como cómo comen, por ejemplo, mis amigas, es mucho para mi estómago. Me sentiría llenísima y lo que evito a toda costa es tener el estómago hinchado. ODIO, en serio, ODIO sentirme tan llena. Esos nervios, eso inconsciente de buscar un baño cercano, el sudor, las palpitaciones… Ya me pasa cada vez un poco menos como me pasa a veces con frecuencia (ahora eso es gris, todo a medias), pero igual, no puedo bajar la guardia. Sobretodo porque después de 6 meses sin vomitar, lo hice otra vez. Luego que me juré que no lo haría, lo hice.
Y fue algo sumamente estúpido. Tenía que cenar un sándwich ligero de queso y no me comí sólo uno, sino tres. Comparado con mis atracones de antaño, esto sólo sería la entrada. Pero me sentó mal; empezó a subirme a la garganta… Creo que también tiene que ver el hecho de que esa noche saldría con mis amigas a bailar. Y detesto salir de mi casa con el estómago lleno. No, ya va, no lo detesto: NO PUEDO HACERLO. Así de sencillo y ridículo. No puedo salir de mi casa con la barriga llena. Si como y me siento llena, no salgo. Si estoy en la calle y tengo que comer, como poco para no sentirme llena (y una vaca). Como sea, esos tres sándwiches de pan integral con queso de dieta fueron demasiado y… No me lo aguanté. Me tumbé de estómago, me tomé un digestivo. No funcionó, y no podía salir así, y no soportaba esa sensación asquerosa de estar tan llena. Fue sin pensarlo: fui al baño y lo vomité todo. Además que ese día creo que tampoco había almorzado (cosa rara, porque estoy almorzando), así que fue horrible. En ese momento.
Mentiría con decir que no me sentí bien luego de eso. Fue la descarga de meses queriendo hacerlo, sobretodo en navidad. Me sentí… ligera. Casi me río del alivio, que loca. Luego sí me sentí culpable.
Después de eso, ya hace un mes, no lo he hecho de nuevo, pero he estado a nada de hacerlo. Me he atracado en varias ocasiones, en porciones que se considerarían una burla de atracón, pero por el simple hecho de no estar entre mi organizado plan de comidas, ya es una falla que me caga el día. He estado en el baño, con el estómago lleno, pensando que ya una vez rota LA promesa, ¿qué importa que lo haga de nuevo?
Pero sí importa. Sí me importa. Y he aquí la diferencia de estar como estoy ahorita a estar como estaba hace 8 meses.
De verdad, me da escalofríos pensar en lo mal que estaba, y en lo estúpida que era como para no verlo. Mi epifanía: SI estaba enferma. ¡Tantán! Y si estaba delgada (aquí es donde suena la música celestial y me cae un montón de luz sobre el cuerpo… Mal chiste).
Creo que una de las mejores cosas que he hecho en mi vida ha sido dejar de vomitar. En serio. Es bueno el sentimiento de estar mejor, de no sentirte la mierda en pasta, de sentirte un poquito valiosa. De sentir que eres alguien que merece una vida mejor, que sea como sea, tienes derecho a estar bien, y que tienes esperanzas de ser feliz; que puedes ser feliz. O como mínimo, estar mejor de lo que estas ahora ya.
Sí, me deprimo a ratos, me vuelvo oscura por horas, me desconozco por días… Pero ahora SIEMPRE tengo la certeza de que de nuevo estaré mejor, que todo pasará………….
EW, soné como Maytte, o dr Phill.
No sé que decirles para hacer algo. Leo que muchas siguen en lo mismo… y si, soy responsable de mi misma, pero duele ver que muchas están en el puto pozo donde yo estuve una vez, y al que jamás regresaría si por arte de magia pudiese escribir mi futuro (eso sonó a justificación de recaída, lo sé).
Estar bien, simplemente no valen todos los kilos del mundo. O sea, no les voy a decir “Hey, coman de todo y engorden porque los gordos son felices!” Porque es mentira. Yo aún no me lo creo. Sí he conocido personas que son muy gordas y son felices… Pero una de ellas se la pasa buscando formas de rebajar, así que no lo tomo en serio. Ningunos de los extremos son buenos, y ya. No hay gordos totalmente felices, y seamos honestas, nosotras tampoco lo somos.
¿De qué sirve ser flaca y estar vuelta mierda por dentro?
¡Ah, ya sé! Ahora sí piensan que eres linda (digo “piensan” por los demás, por tú no piensas que eres linda). Pura mierda. ¿Por qué no te vieron antes, Cuando tenías 15 kilos más pero eras menos infeliz de lo que eres ahora? No me la trago, ya no. Si te quieren, te quieren como estabas, como estás, como sea, en la forma que sea. Y punto.
No dejen que NADIE les diga como ser, no dejen que nadie les haga sentir como no quieren sentirse. El que les diga gorda, mándelos a comer mierda. Nadie tiene derecho a joderte (excepto tú misma, y nosotras somos, por desgracia, expertas en eso ¿no?)
No quería que esto pareciera algo de autoayuda, porque ODIO con todas mis fuerzas ese estilo de libros (suficiente tuve con los dos de bulimia y anorexia que me regaló mi mamá -de verdad ella creyó que eso era un regalo? Por qué coño no habló conmigo mejor?-, el de sanación mental, o algo así, que nunca leí que me regaló un tío… Mi mamá lo leyó y me puso a leer expresamente una página y media que decía que enfermedades como la anorexia y la bulimia son simples ganas de no vivir… Paciencia, por favor. Quien coño dijo eso? Ok, en parte puede ser… Pero no es solo eso. JAMÁS es sólo eso. O al menos en mi caso. Yo no dije “Me quiero morir! bulimia, ven a mí… En fin…).
Decía que no quería que esto pareciera algo de autoayuda, pero lo parece.
Aunque no me quejo si esto hace sentir mejor a alguien aparte de a mí misma.
Y yo… Yo sigo en la línea difusa entre la salud y la enfermedad. La libertad y la obsesión. Hay conductas que simplemente tienes tan, pero tan enterradas en el cerebro y la piel que dejarlas es… Como dejarte a ti. Es como si de pronto me quedara sin mi hábito de leer, en serio así lo siento. Y aunque he dejado de vomitar, hay mañas que no se van.
He dado un paso enorme, es cierto, y ha mejorado infinitamente mi calidad de vida (este post se llamará lo ilustrativo de ser sano, jaja. not funny)… Pero hay veces que sólo quiero… Sólo quiero regresar. Porque ser bulímica (aparte de querer ser doctora) era la única cosa que tenía clara en la vida, aunque fuera malo. Y vomitar, por desgracia, era una de las únicas cosas que me salía perfecto.
Pero no se puede tener todo en la vida, y tengo que dejarlo. Y dejar esas conductas que me torturan, y callar la voz que me dice que soy débil, que no sirvo, que por ser gorda nadie me va a querer.
Porque estar sano representa un reto mayor que seguir enferma para mí.
Porque si.
Porque ya es hora de dejar de matarme.
Mierda, que post tan largo! Así que las dejo.
Las quiero. No olviden que son especiales para mi….
Nirka, Nel, Rossie (si aún estás por ahí, te quiero mucho!), Paola, Gabyposa (te extrañé), Little Princesa, Belle (mi querida pesecilla), Santika (gracias x las pocas charlas nena!), Cristal (preciosa, te quiero muchíiiiismo.. Y otras que se me escapan.
Y creo que a partir de ahora, lo que publicaré serán archivos que tenía guardados. Sí son de mi época de vomitadora… Pero… no sé, dejarlos guardados me pica, me arde, como cuando te pica y te arde una roseta que algún bicho te ha dejado. Sacarlos y borrarlos de la pc me gustará.
Las quiero. Gracias a todas por su apoyo. No saben lo lindo que se siente saber que te entienden y que te estiman. Un beso.